NEGRITA Y CACHITO

Negrita y Cachito
Era un día de lluvia cuando llegué todo mojado y con mucha hambre a un terreno baldío. Una mujer se apiadó de mí y me dio un poco de comida que había sobrado de las doce. Al día siguiente volví en busca de más, y ella estaba ahí esperándome. Después nunca más me fui, me adoptaron como integrante de su familia y me pusieron “Cachito”, un chistoso nombre, pero creo que iba conmigo.
Al poco tiempo jugando en la calle me encontré con una amiga y me decía que tenía mucha hambre, y yo le dije que fui un día a un terreno baldío y que me habían dado algo de comer y que seguramente había algo para ella también, o le podía compartir de lo mío.
Fue un día que la mujer me daba de comer, y mi amiga se acerca con cara de hambre, la mujer se le acerca, ella se aleja retrocede como con miedo, pero luego huele su mano y se da cuenta que no quería hacerle daño, solo quería alimentarla.
Con gusto mi amiga acepta y se come su porción, lo saborea y queda satisfecha después de mucho tiempo que llevaba sin comer. Yo me puse contento, porque si me habían aceptado quizás lo podían hacer con ella. Esto pasó al cabo de unas semanas. Le dieron, al igual que a mí, un techo y amor de familia. También le pusieron un nombre, claro pero no tan lindo como el mío. Se pasó a llamar “Negrita”, debe haber sido un poco por el color, pero por el otro lado, quizás porque estaba un poco sucia.
Pero fue así que nos aceptaron a los dos, nos dieron casa y otros hermanos con quien compartir nuestras vivencias diarias.
Al tiempo yo me enfermo, me cuidan, me miman y todo. Y Negrita viene a parar a casa como yo, ahí también vivía un perro al cual no quería mucho, nos llevamos a las patadas, pero bueno tenía que convivir con él porque me quería quedar en esa casa. Mi amigo, cachito, luego de un tiempo después de que me había conseguido una familia, lamentablemente lo habían encontrado en un lugar acostado, tieso, frío, como si nada más tuviera que hacer en este mundo. Se había alejado para morir. Todos los integrantes de la casa estaban muy tristes, pero una de las hijas estaba muy mal, porque le había dado un cuidado, atención y sobre todo incondicional. Ella era la que lo llevaba al veterinario, le otorgaba la medicación para que se curara. Era como una especie de ángel para Cachito, pero no pudo hacer más de la cuenta. Si no fuera por ella, no habría durado demasiado tiempo vivo.
Pero hizo lo que pudo. Lo quería mucho. Y cuando se fue lo lloró como si se hubiese muerto un hijo.
Yo me quedé sola sin amigo, estuve deprimida un tiempo, no quería comer, no quería salir a ningún lado, no quería vivir.
Pero de a poco y con la compañía de Jacinto, fui saliendo de mi dolor. Aprendí a compartir cosas con Jacinto, y hoy nos hicimos muy buenos amigos, vamos a todos lados juntos.
Si no hubiese tenido un amigo como Cachito posiblemente estaría todavía en la calle, o lo que es más, triste sin el amor de una famili
a.

Historia redactada por Melisa Villarreal. Actualmente Negrita vive en la ciudad de Casilda, muy tranquila y feliz en su casa.

0 comentarios:

Publicar un comentario